¿Qué sucede cuando una persona en la organización es especialista?
¿Qué le sucede a ESA persona?
No cabe duda que toda organización desea tener a los mejores jugadores en su equipo, o por los menos a los mejores que puede contratar.
Siempre contar con el/la más capacitado/a genera un posicionamiento de autoridad, respeto, optimización de recursos (cualquiera de ellos) y profesionalismo. Aunque va a haber oponentes que se sientan incomodados, en el campo de juego es una gran ventaja tener a un especialista.
Pero, ¡cuidado!
También es un desafío, debemos pensar en ese profesional…
Por eso hoy nos vamos a centrar en la segunda pregunta de la introducción: ¿Qué le sucede a esa persona?
La especialización es un tema que no se suele cuestionar, pero es fundamental pensar en nuestros recursos humanos y es ahí donde el principal desafío debe ser mantener la motivación para retener a esa persona en la organización y aumentar su productividad.
¿Por qué nos lo planteamos hoy acá? Porque es posible que la especialización traiga consigo que la persona se sienta encasillada, estancada y tal vez hasta desmotivada.
Cuando alguien tiene mucho conocimiento de un área, nos plantea cómo líderes numerosos interrogantes. Si esa persona quisiera explorar otras áreas… ¿cómo será visto? ¿el entorno le dará la oportunidad para mostrar que sus capacidades por fuera de lo ya conocido? ¿ser especialistas lo limita en nuestro crecimiento? ¿Lograremos que lo vean distinto o siempre será #ElEspecialista?
Si tenés un especialista en tu equipo, es determinante:
Proponerle aprender más de su tema específico.
Generarle desafíos introduciéndolo en otras áreas.
Invitarlo a capacitar a otros integrantes de la organización en su tema de “expertise”
Estructurar mandos intermedios, que desafíen a los integrantes de la organización a mejorar y capacitarse para poder alcanzarlos.
¿En qué casos te sentiste estancado, desmotivado, o con ganas de reinventarte?
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